Antaño, si mal no recuerdo, mi vida era un festín donde corrían todos los vinos, donde
se abrían todos los corazones.
Con esas palabras comienza un libro de poemas, muy famoso, que lei en mi juventud, me parecio fuerte, interesante y olvidable, no fue sino hasta ahora que estoy escibiendo este blog, que aparecio de nuevo, pero ahora tengo una forma muy diferente de ver la vida, me gusta la poesia de Rimbaud, pero ya no me estremece, me gusta su metria, su juego de palabras, tan dominante, tan salvaje, tan puro, pero a la vez, tan juvenil, en ciertos sentidos se me hace un niño jugando a ser adulto, haciendo travesuras con lo prohibido, con la contracorriente cultural de su epoca, agresivo, provocativo, un anarquista de su epoca, pero a la vez, perdido, su fuerza desbocada por el vicio, su genialidad que solo quedo en promesa.
Ciertamente que le falto vivir, ver el libro del mundo, hubiera descubierto que el Diablo es un concpeto, muy vivo de la villania humana y que su salvaje Francia lo es menos que nuestro salvaje Mexico moderno.
Este es un libro que hay que leer, aunque claro, se lee mejor en el frances original, la poesia siempre pierde mucha de su fuerza al traducirla. Este libro era de una coleccion llamada La nave de los locos, de la extinta editorial Premia, que tenia una seleccion mas que decente de Poetas malditos, que en mi tierna adolescencia fueron de mis favoritos, era la epoca en que la fuerza de las palabras aun me impresionaba, antes de sentir la fuerza de un motor TF30, y saber que podia controlarlo, mas aun, el poder de esas poesias, su emocion, su desesperacion, son normales en un laboratorio de Fisica, pero estan enfocados, aprender los angulos de Bragg da la misma emocion, pero del lado de la alegria, ver un haz laser recorrer un prisma es mas impresionante que cualquier palabra.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario